Bunbury Nueve
Hilaré un lazo sagrado entre la chica, la ciudad y yo. Así rimarán nuestros pasos. Y pongo a sus pies mis venas para que mi sangre sirva de limosna, y lo que abrevien las distancias, lo engrandezca mi memoria. Los demás son los otros. Ajenos a nuestra máscara perfecta. Por lo menos ya no estamos tan solos. Rompo mis ataduras y me liberas. Oro es su piel. Nueve es su nombre. Y pongo a sus pies mis venas. Para que mi sangre sirva de limosna, y lo que abrevien las distancias, lo engrandezca mi memoria.